Macarons… Su simple nombre nos evoca a la elegancia más selecta y chic. Dispuestos en bandeja, o en copas, este delicioso postre tan tadicional en la repostería francesa gusta allá donde va. Aunque si tenemos que ser fieles a la verdad, el auténtico origen de este postre lo tenemos que busca en la Italia del siglo VIII. De hecho, la palabra viene del francés macaron y del italiano maccarone.

Dicen que el salto a la fama, y a Francia, se produjo en el siglo XVII, cuando lo llevó hasta París Catalina de Medicis, tras haber contraído matrimonio con el Duque de Orleans, futuro monarca francés. Y desde allí, estos pequeños pastelitos fueron haciéndose famosos hasta rodearse del halo de glamour que tienen hoy.

Habituales en pastelerías, en cócteles y en Candy Bar, los macarons dan un toque de color y distinción a cualquier evento en el que se presenten, con su delicada forma y la variedad de colores y sabores que presenta. Un lujo al alcance de la mano perfecto para celebrar la vida en cualquier ocasión.

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